La Casa de Piñeiro es una vivienda que fue restaurada respetando las antiguas dependencias de la vieja casa.
Hoy conserva todo el sabor y el encanto de la casa tradicional gallega, sin renunciar por ello a las comodidades y confort que actualmente se desean.

Su situación, lejos del tráfico, le proporciona total tranquilidad e independencia.

Está distribuida en dos plantas. En la planta baja nos encontramos con un ancho pasillo por donde se accede a la cocina, la sala de estar y un salón-comedor de 60 ms, que antiguamente era una de las cuadras. La cocina conserva todos los elementos propios de la vieja vivienda.

En ella está la gran chimenea, típica de las casas de labranza y tiene integrado el pozo que surtía del agua necesaria a sus antiguos moradores.
Los muebles son, en gran parte originarios de la casa y restaurados por sus actuales propietarios.

El salón-comedor posterior tiene grandes ventanales y desde él se accede a la terraza y a la finca que,

rodeada por un alto seto, proporciona total intimidad.

La sala de estar, con suelo de madera, cuenta con una estufa de leña instalada sobre una base de piedra.

Desde la sala se accede a un cuarto de baño.

También de la sala parte la escalera, con barandilla de hierro forjado, que nos lleva al piso superior.

Aquí nos encontramos con un amplio distribuidor lleno de luz y con hermosas vistas al campo.

Todo el piso de la parte superior de la casa es de madera y conserva las antiguas vigas.

Las dos habitaciones de matrimonio y el cuarto de baño tienen ventanas que dan al jardín y con amplias vistas al campo.

Sus muebles son antiguos y restaurados. La habitación doble recibe el sol del atardecer y el calor de la chimenea que pasa por uno de sus ángulos.

La casa está totalmente rodeada de jardín y campo.

Podremos comer a la sombra de un castaño, descansar bajo una centenaria higuera o un viejo roble o tomar tranquilamente el sol.

Sólo perturba el silencio el canto de los pájaros.